Semana novena: Art Nouveau, empatía y abstracción


MATERIALES

Las divisiones horizontales indican fragmentos que deben estudiarse por separado por los distintos miembros del grupo, para después ponerlos en común en discusión de grupo. En caso de grupos de tres estudiantes, los tres deberán leer el fragmento de Kenneth Frampton, y cada uno una de las tres partes del texto de De Fusco.

Kenneth Frampton: "Henry van de Velde y la abstracción de la empatía, 1895-1914", en FRAMPTON, Historia crítica de la arquitectura moderna


  "Les digo que llegará el momento en que el amueblamiento de una celda carcelaria
  por el profesor Van de Velde será considerado como agravamiento de la sentencia."
  (Adolf Loos, Trotzdem, 1931)
  
  
  El diseñador y teórico belga Henry van de Velde inició lo que él llamó la voie
  sacrée de la arquitectura en 1894, a los 31 años, cuando después de diez años
  como pintor neo-impresionista publicó su famoso ensayo "Déblaiement d'art" en la
  revista nietzscheana belga La société nouvelle. Este ensayo, que exigía
  redesplegar el arte al servicio de la sociedad, estuvo claramente influenciado
  por aquellos preceptos prerrafaelitas que Van de Velde aprendió a través de su
  asociación con el grupo vanguardista Les XX. Desde su fundación en 1889, este
  grupo de artistas belgas había mantenido estrechos vlnculos con Inglaterra y en
  particular con Walter Crane, el protegido de William Morris. Bajo la influencia
  de Crane, el grupo abandonó sus preocupaciones por las Bellas Artes y asumió
  la del diseño del entorno como un todo. Reorganizados bajo la dirección de Octave
  Maus, Les XX se convirtieron en el Salón de la Libre Esthétique, cuya
  primera exposición en 1894 presentó las obras del ebanista belga Gustave
  Serrurier-Bovy. Este trajo a Bélgica una sensibilidad propia del movimiento Arts
  and Crafts que él había adquirido en Inglaterra durante la segunda mitad de
  la década de 1880. En 1894 expuso la calidad excepcional de su mobiliario sin
  pintar en una serie de notabilísimas piezas escultóricas que recordaban aquel
  estilo anglo-japonés desarrollado unos veinte años antes por Edward Godwin y
  Christopher Dresser.
  
  Van de Velde hizo su presentación como arquitecto y diseñador en 1895, cuando
  proyectó y construyó una casa para sí en Uccle cerca de Bruselas. Sin duda ésta
  pretendía demostrar la síntesis definitiva de todas las artes, ya que aparte de
  completar la casa con todos sus accesorios, incluida la cubertería, Van de Velde
  trató de consumar toda la Gesamtkunstwerk a través de las formas fluidas
  de los vestidos que él diseñó para su esposa. La caída, el corte y el ornamento
  de estas prendas exponían ya aquella enérgica línea sinuosa que sería la primera
  contribución de Van de Velde al vocabulario que había heredado de Serrurier-Bovy.
  Derivado de Gauguin, fue utilizado como un dispositivo de expresión para impartir
  un perfil más vigoroso al primitivo legado del movimiento Arts and Crafts.
  Para Van de Velde, el impulso mejorador de dicho movimiento estaba complementado
  por las visiones más anárquicas, pero igualmente reformistas, de Tolstoy y
  Kropotkin. Si bien podía compartir con los prerrafaelitas su intensa antipatía
  por toda la arquitectura posterior al gótico, no le era posible aceptar su
  impulso consciente hacia la medievalización del presente. Como socialista, estaba
  más influenciado por los militantes jóvenes del Partido Socialista Belga, con los
  que había estado en contacto desde mediados de la década de 1880. Emile Vandervelde;
  el cliente socialista de la Maison du Peuple de Horta, y el poeta y crítico Emile
  Verhaeren, cuyo estudio crítico sobre la urbanización, Les Villes tentaculaires,
  habla sido publicado en 1895. Sin embargo, a pesar de estas afiliaciones radicales,
  Van de Velde todavía creía en la reforma de la sociedad a través del diseño del
  entorno, es decir, todavía se adhería a una fe sensacionalista en la primacía de
  la forma fisica sobre el contenido programático. Para él, así como para toda la
  tradición de las Artes y Oficios, la vivienda unifamiliar era el primer vehículo
  social a través del cual los valores de la sociedad podían ser transformados
  gradualmente "La fealdad, -sostenía- no sólo corrompe la vista sino también el
  corazón y la mente". En su lucha contra la fealdad, Van de Velde se concentró en
  el diseño de todos los aspectos del entorno doméstico. Estaba mal equipado, tanto
  por temperamento como por adiestramiento, para pensar a escala urbana en su
  proyecto para la colonia jardín de Hohenhagen, construída en Hagen, Alemania,
  para Karl Ernst Osthaus en 1906, y en especial no supo cómo cabía agregar la
  vivienda individual a otras unidades sociales más amplias y más significativas.
  Y no tuvo más éxito que William Morris en cuanto a reconciliar las contradicciones
  entre sus creencias socialistas y su dependencia de la clase media alta.
  
  A partir de mediados de la década de 1890, Van de Velde estuvo profundamente
  influenciado por las teorías estéticas del historiador del arte vienés Alois Riegl
  y el psicólogo de Munich Theodor Lipps. Allí donde uno destacaba la primacía
  creativa del Kunstwollen individual o "voluntad de forma", el otro postulaba
  la Einfühlung o "empatía" como una proyección casi mística del ego creador
  en el objeto de arte. Estas ideas complementarias recibieron un contexto más
  específico por parte del ensayo que Nietzsche escribió en 1896 con el título
  Der Wille zur Macht (La voluntad de poder), en el que lo apolíneo y lo
  dionisíaco eran considerados como la dualidad irreductible de la cultura helénica,
  ya que los primeros aspiraban a lo típico y a la libertad dentro de la ley y los
  segundos a la superabundancia y a la expresión panteísta. Estas ideas más o menos
  vinculadas, que vagamente informaron la obra de Van de Velde después de 1896
  encontraron una cierta slntesis en Abstraktion und Einfühlung (Abstracción
  y empatía) de Wilhelm Worringer, publicada en 1908. Van de Velde estudió
  asiduamente el texto de Worringer y descubrió que su propia obra parecía combinar
  en una sola entidad los dos aspectos antagónicos del modelo cultural de Worringer:
  por una parte, el impulso hacia la expresión empática de los estados pslquicos
  vitales, y por la otra la tendencia hacia una consecución de la trascendencia a
  través de la abstracción. Si bien Van de Velde pugnaba por encontrar una
  cultura de forma, empática y vital, no dejaba de comprender la innata tendencia
  de toda la arquitectura hacia la abstracción. En este contexto, su respeto
  perdurable por lo gótico puede ser considerado como nostalgia por una arquitectura
  en la que la vitalidad inmediata de la forma-fuerza llegaría a ser trascendida por
  la sublime abstracción estructural del todo, la encarnación de esta fuerza
  era el origen de su propia estética, desde su aparición inicial en la serie de
  muebles que con el nombre "Estilo Yachting" diseñó en 1895 para la Maison de l'Art
  Nouveau de Samuel Bing, en París, hasta su formulación teórica en el año 1902, en
  Weimar, de los principios de lo que él denominaba "ornamento estructuralmente
  lineal".
  
  Van de Velde mantuvo una sutil distinción entre ornamentación y ornamento,
  argumentando que la primera, por el hecho de ser aplicada, no tenía relación con
  su objeto, en tanto que el segundo, por estar funcionalmente (es decir,
  estructuralmente) determinada, se integraba en él. Esta definición de ornamento
  funcional era inseparable de la importancia que Van de Velde otorgaba a la línea
  gestual "artesana", como necesaria traza antropomórfica de la creación humana,
  "la línea -escribió en 1902- lleva la fuerza y la energía de lo que la ha trazado",
  Para él, los impulsos "casi eróticos" que gobiernan el curso de una línea habían
  de ser contemplados como una literatura  carente de alfabeto.
  
  La poderosa tendencia antidecorativa de esta visión purista de la cultura se vio
  reforzada en 1903 cuando Van de Velde regresó de una gira por Grecia y el Oriente
  Medio, impresionado por la potencia y la pureza de la forma micénica y asiria. A
  partir de entonces trató de evitar a la vez la fantasía gestual de la Sezession
  y la racionalidad del clasicismo. Intentó crear forma orgánica "pura", una forma
  que sólo podía ser encontrada. en su opinión. en la cuna de la civilización o en
  los monumentales gestos crípticos del hombre del Neolítico. Sin duda, esto
  explica las formas telúricas de las casas que construyó en Chemnitz y en Hagen
  entre 1903 y 1906. Sin embargo. a pesar de la curiosa calidad megalítica de estas
  obras, quedó en toda la labor de Van de Velde después de 1903 un rasgo de
  clasicismo que no venía explicado del todo por sus sentimientos respecto a lo
  arcaico. Esto resulta más evidente en los objetos domésticos que diseñó entre
  1903 y 1915, piezas que parecen reflejar su apasionada reacción ante las
  cualidades clásicas, por no decir inefables, que encontró en el Partenón.
  
  "En la Acrópolis, las columnas vivas nos enseñan que no existen, que no soportan
  una carga, o más bien que están espaciadas entre sí de acuerdo con una finalidad
  muy diferente de la que aparentemente justificó su erección. Incluso cuando se
  encuentran unidas todavia por un cornisamiento, proclaman a gritos que las
  columnas alrededor del Partenón no existen, sino que entre ellas se encuentran
  unos recipientes gigantescos y perfectos que contienen vida, espacio y sol, mar
  y montañas, la noche y las estrellas. El éntasis de las columnas se transforma
  hasta que el espacio resultante entre una y otra ha alcanzado una perfecta forma
  eterna."
  
  La conversión apolínea de Van de Velde, por así decirlo, coincidió con el apogeo
  de su carrera en Weimar. Después de haber sido consultor en las industrias
  artesanas del Gran Ducado de Sajonia-Weimar desde 1901, en 1904 fue nombrado
  profesor de la recientemente inaugurada Escuela de Artes y Oficios del Gran
  Ducado. Este nombramiento le permitió aceptar el encargo de diseñar nuevos locales
  tanto para la escuela como para la ya existente Academia de Bellas Artes, el
  núcleo que catorce años más tarde se convertiría en la Bauhaus de Weimar. Antes
  de la inauguración de estos edificios en 1908, Van de Velde siguió enseñando en
  Weimar e impartiendo su Kunstseminar para la instrucción cultural de
  artesanos avezados. Sin embargo, este momento triunfal en su carrera quedó
  oscurecido por unas profundas dudas internas, en las que empezó a cuestionar la
  prerrogativa del artista para determinar la forma de los objetos. En 1905 escribió:
  "¿Hasta qué punto tengo el derecho de imponer al mundo un gusto y un deseo que son
  tan personales? De pronto, he dejado de ver los vínculos entre mi ideal y el mundo."
  
  Después de Gottfried Semper y Peter Behrens, Van de Velde siempre había tratado
  de reforzar estos nexos socio-culturales a través del teatro, concibiendo su
  unión de actores y espectadores como la forma más elevada de la vida espiritual
  y social, Directamente influenciado por escenógrafos como Max Reinhardt y Gordon
  Craig, se dedicó a perfeccionar el escenario tripartito, formulado por primera
  vez en un proyecto para el Teatro Dumont de Weimar en 1904. En 1911 volvió a ese
  tema en el encargo que se le hizo para el Théatre des Champs-Elysées, en París,
  realizado por Auguste Perret en 1913 pero en una forma modificada, y también en
  su teatro de la Exposición Werkbund de Colonia en 1914. El teatro Werkbund, muy
  expresivo pero de vida efímera, fue la apoteosis de su labor anterior a la guerra.
  Erich Mendelsohn escribió al respecto: "Sólo Van de Velde, con su teatro, busca
  en realidad una nueva forma. Hormigón utilizado según el estilo Art Nouveau pero
  vigoroso en concepción y expresión". Sus masas salientes demostraron el dominio
  magistral de Van de Velde sobre la forma de tal manera que más tarde servirían
  como modelo para los perfiles de la Torre Einstein de Mendelsohn, construida en
  Potsdam en 1919.
  
  El tan admirado Teatro Werkbund sería la última formulación de la estética "forma-
  fuerza" de Van de Velde. Fusionar al actor con la audiencia y el auditorio con el
  paisaje, como en las arenas al aire libre del hombre neolítico, era algo que
  aparecía como una expresión empática de carácter único. Desde luego, semejante
  expresión no podla encontrar lugar en la modesta casa modular prefabricada que
  Van de Velde construyó para sí mismo después de la primera guerra mundial. El
  sueño Werkbund de un mundo transformado por la gute Form y el monopolio
  industrial resultó ser tan vano como las esperanzas reformistas de la burguesía
  socialmente consciente cuyo mecenazgo de cincuenta años sobre los movimientos
  Arts and Crafts y Art Nouveau llegaron a un brusco final a causa de la
  primera guerra industrializada. Ya no era posible elaborar fantasías acerca de
  una sociedad transformada a través del arte, el diseño industrial y el teatro, en
  una época en que facilitar una vivienda mínima era una cuestión de la mayor
  urgencia.





Renato DE FUSCO: "La cultura de la Einfühlung y la crítica arquitectónica", en DE FUSCO, La idea de arquitectura Historia de la crítica desde Viollet-le-Duc a Persico (1968), Barcelona, Gustavo Gili, 1976.



  
  En la historia de las ideas ligadas al desarrollo de la arquitectura
  moderna, la teoría de la Einfühlung, (1) aunque con fortuna
  alterna, ha jugado un considerable papel desde finales del XIX.
  
Nacida en la línea del pensamiento idealista, se transformó en piedra angular de la estética psicológica, desde donde pasó a informar notablemente la crítica de arte y las poéticas de los movimientos figurativos.
Dejando para los estudios especializados el problema estético de la Einfühlung, señalaremos sólo los aspectos necesarios a la crítica de arte y de arquitectura en particular.
Como se sabe, el concepto de Einfühlung, entendido como "simpatía simbólica", fue señalado por Robert Vischer en un intento de explicar la contemplación estética de la naturaleza, "este percibir la naturaleza animada, y animada por algo similar a nuestro sentir humano y, más aún, formando una unidad con él." (2) Una relación análoga se establecía posteriormente entre individuo y objeto artístico, convertido en expresivo por la transposición él de un sentimiento vital nuestro. (3)
Interesa señalar, aparte de los límites teóricos de esta concepción dualista, la diferencia ideológica existente entre el primer autor de la empatía y los demás investigadores de este mismo problema. En efecto, mientras Robert Vischer había entendido la Einfühlung en sentido especulativo, a principios del siglo xx se convirtió esencialmente en una manera de entender el arte en clave psicológica. Las numerosas interpretaciones de la empatía, (4) algunas de ellas bastante distintas entre sí, estaban de acuerdo, sin embargo, en considerar las obras de arte expresivas no por sí mismas, sino por su analogía con algunas actitudes fisio- psicológicas del observador. "Nada de lo que percibimos actúa sobre nosotros simplemente por sí mismo, sino todo actúa conjuntamente, como resonancia de lo afín que está en nosotros." (5)
Heredando el criterio subjetivo de las investigaciones experimentales de Fechner y de su asociación de lo bello con los distintos grados del placer, la mayoría de los investigadores de la Einfühlung tenían un concepto hedonista del arte. Si los objetos naturales o producidos son bellos en cuanto se adecúan a nuestro sentir, el arte deberá alimentar al máximo este consenso y la expresividad de una obra irá inevitablemente ligada al placer o a la utilidad que produzca. La denuncia del carácter objetivo del arte, derivada también de Fechner, significaba para los teóricos de la Einfühlung admitir una estética relativa, en la que lo bello varía de individuo en individuo, de una época a otra, en función de los cambios prácticos y culturales.
Pero, aunque la interpretación fisiopsicológica privara a la Einfühlung de su carácter teorético original, la empatía desde los estudios de Vischer a los de Siebeck, desde Lipps a Volkelt, puede considerarse, en conjunto, como la primera y verdadera teoría de la expresión. "La valeur esthétique, ha observado Marburgo-Tagliabue, ne consiste plus dans la reconnaissance d'une proprieté objective des choses naturelles ou artificielles, comme pour les rationalistes, ni dans une simple réaction subjective provoquée par certaines sollicitations de l'object, comme pour les empiristes, mais dans une action subjective qui emprunte son émotion au processus de la constítution des objects." (6)
Este activismo estético, no falto de aspectos híbridos y contradictorios, así como también el fundamento hedonista propio de la empatía, se resolvían consecuente y naturalmente en una Normwissenschaft, o por lo menos ofrecían materia para una ciencia normativa (Lipps). Esta, junto a otros factores de origen positivista, al mismo tiempo que dieron lugar a una estética espúrea y en gran parte destinada al fracaso, confirieron a la Einfühlung unas relaciones e intenciones culturales que incidieron notablemente en la crítica de arte y de arquitectura.
Según Lipps, "el objeto de la simpatía es nuestro yo objetivado, transpuesto en otros y vuelto a encontrar en éstos. Nos sentimos en los demás y sentimos a los demás en nosotros. En los demás, nos sentimos felices, libres, engrandecidos, elevados, o lo contrario de todo ello. El sentimiento estético de simpatía no sólo es una forma de goce estético, sino el mismo goce estético. Todo goce estético está basado, en última instancia, única y simplemente, en la simpatía; incluso el que nos dan las líneas y formas geométricas, arquitectónicas, tectónicas, cerámicas y similares". (7) Para definir esta relación de simpatía mediante la cual el hombre revive las líneas y dimensiones de los cuerpos que actúan en él como fuerza en tensión Lipps formula una estética espacial (Raumästhetik). Las formas arquitectónicas, y las geométricas en general, tienen una actividad mecánica en potencia, que estimula reflejos psicológicos análogos en el observador; éste, a su vez, imita inconscientemente, por la afinidad que hay en él, los modos y el sentido de aquellas formas. (8) Se determinaba así una serie de símbolos geométricos, cuya presencia permitía una lectura semántica de la obra arquitectónica. Las líneas verticales, horizontales, oblicuas, las formas geométricas planas o sólidas, las ilusiones ópticas y los colores fueron asociados a otros tantos estímulos fisiopsicológicos, a otros tantos significados, muy a menudo mecánicos e ingenuos.
Investigación análoga a la de Lipps, fue la llevada a cabo por Heinrich Wölfflin, que llegó a la empatía no a través de la estética, sino de la crítica de arte. En Prolegomena zu einer Psychologie der Architektur, de 1886, señala una interpretación psicológica de la arquitectura basada esencialmente en los aspectos antropomórficos de esta forma de arte y en sus relaciones proporcionales a la medida del hombre. "¿Cómo puede ser, se preguntaba, que las formas arquitectónicas puedan ser expresiones de estados de ánimo? Las formas corpóreas, argumentaba, nos devuelven únicamente lo que nosotros les ponemos dentro. En el caso de la piedra sólo podemos poner en ella los sentimientos que nos llegan del cuerpo, el sentimiento del peso, del equilibrio, etc. Las leyes de la arquitectura tendrán que depender, por esto, de nuestras experiencias corpóreas; el efecto arquitectónico no será nada más que el sentimiento del equilibrio logrado, de la victoria de nuestra vis plastica interior sobre la materia inerte, de nuestro bienestar orgánico". (9)
La interpretación fisio-psicológica ofrecida por Wölfflin, como historiador del arte, y anterior a muchos verdaderos sistemas de estética, muestra cómo se podía llegar a la Einfühlung desde distintas experiencias y en qué grado la empatía estaba ligada a muchos otros aspectos de la cultura del XIX.
Se ha observado que la Einfühlung ha dado un impu1so moderno a algunas formas de visión, a antiguas interpretaciones arquitectónicas, cuyo desarrollo puede decirse que ha interesado a todos los tratadistas.lo La teoría de la simpatía simbólica, en particular, se ha revelado rica en analogías con la interpretación antropomórfica de la arquitectura, cuyo origen se remonta a Vitrubio. A la antigua relación morfológica entre arquitectura y hombre, la empatía añadía la presunta correspondencia, anteriormente descrita, entre elemento arquitectónico y estímulo fisio-psicológico. Otra antigua interpretación, la geometricomatemática, resentía la influencia de la teoría que nos ocupa. En efecto, si bien es verdad que los estudios sobre proporciones, como los de Viollet-le-Duc y Thiersh, (11) primero, y de Matila Ghyka, (12) más recientemente, continuaron una antigua tradición basada en el paralelismo existente entre el desarrollo de las matemáticas y el de la arquitectura (Spengler), con la Einfühlung el elemento matemático perdía su valor de símbolo abstracto para asumir un significado de ritmo orgánico, de elemento de relación entre arquitectura e individuo.
En el intento de referir las principales teorías críticas a las distintas tendencias arquitectónicas, examinemos la relación entre Einfühlung y Art Nouveau.
No es tan sólo una correspondencia cronológica el hecho que el florecimiento del Art Nouveau, de 1890 a la primera guerra mundial, coincidiera con la publicación de numerosos libros de estética, todos ellos referidos en cierto modo a la teoría de la empatía. Con la aproximación que suele acompañar las clasificaciones culturales, aunque necesarias como introducción a un examen específico, podemos considerar el neoclasicismo, en la arquitectura del XIX como la tendencia que, si bien no confirma la estética idealista, si representa al menos la experiencia arquitectónica correspondiente, en tiempo y lugar, a aquella filósofía. Bastante más evidente es la relación entre positivismo y estructuralismo arquitectónico, entre positivismo y ciudad del XIX. A principios del XX, los estudios de estética anteriormente recordados representan en general el intento de integrar los resultados tangibles del pensamiento experimental con la tradición del criticismo y del idealismo. Entre estos sistemas de estética y la corriente del Art Nouveau existen notables analogías o, mejor dicho, existen analogías entre todo el conjunto de fenómenos que se refieren a la empatía que, con Ragghianti, hemos definido como la cultura de la Einfühlung y todos los aspectos del Art Nouveau, que como es notorio no afectó sólo a la arquitectura sino también al ambiente de toda una época. La incertidumbre que caracteriza los estudios teóricos, la confusa coexistencia de idealismo y positivismo, la vitalidad que, sin embargo, acompaña a estos errores metodológicos, tienen una perfecta correspondencia en los caracteres del Art Nouveau. En él podemos encontrar, en efecto, el compromiso entre un viejo mundo cultural y uno de reciente formación, la coexistencia no siempre integrada de arte y técnica, la presencia de factores pragmáticos junto a aspectos sentimentales y decadentes. Sin embargo, el Art Nouveau, como último "estilo" figurativo y al mismo tiempo radical fase resolutiva del eclecticismo, presenta la misma vitalidad que el momento teórico antes descrito, participa en su crisis, en la complejidad pluralista de la cultura moderna.
Pasando a un examen más particular, quien, como investigador y como arquitecto, actuó como eslabón entre la Einfühlung y el Art Nouveau fue, como se sabe, Henry van de Velde (1863-1957). "El gusto del Art Nouveau, escribe Rogers, que para algunos, como el compatriota Horta, era, aunque genialmente, liberación sobre todo de las formas tradicionales y exquisita elegancia y, para los vieneses de la Sezession, sería cada vez más un pretexto lírico fantástico, en la obra de Van de Velde tiene el apoyo de una fuerte concepción teorética, en la que la fantasía, sin estar condenada, se manifiesta en el ámbito de una controlada disciplina, y los datos prácticos de la experiencia constructiva son las premisas de un discurso poético". (13)
Van de Velde concibe la conocida definición "la línea es una fuerza" (14) cuando, como pintor, empieza a orientarse hacia formas y ornamentaciones no naturalistas. Desaparecido el interés por las formas naturales, según las tendencias figurativas postimpresionistas, y sin haberse afirmado aún aquellos caracteres geométrico-compositivos que seguirán a la teoría de la pura visualidad, Van de Velde intuye las posibilidades de la línea orgánica, las reacciones fisiopsicológicas que potencialmente le ofrecía la semántica de la Eínfühlung.
"La línea es una fuerza, escribe en 1902, que actúa de manera similar a las fuerzas naturales elementales: varias líneas-fuerza colocadas en recíproca presencia, actuando en sentido contrario en las mismas condiciones, provocan los mismos resultados que las fuerzas naturales en recíproca oposición". (15) A pesar de esta similitud entre líneas-fuerza y fuerzas naturales, las primeras nunca son imitación de las fuerzas de la naturaleza, aunque posean su organicidad y dinamismo. Van de Velde señala «la afinidad existente entre la naturaleza de la fuerza que penetra la línea y la de las fuerzas cuya acción y resultados vemos en la naturaleza. Actúan en estas líneas las mismas fuerzas que en la naturaleza están presentes en el viento, en el fuego y en el aire. El riachuelo que choca contra una piedra opuesta a su curso cambia de dirección y dirige sus aguas hacia la orilla contraria, de la que excava y desmenuza los márgenes. Los vientos que soplan sobre las poderosas cimas de las montañas se rompen contra esos macizos indestructibles y el fuego, encendido bajo las bóvedas de piedra, se extiende, corre y se lanza a la búsqueda de un desahogo". Una prueba de la historicidad de esta interpretación dinamográfica avanzada por Van de Velde, al menos en el plano del gusto, es el carácter de muchas ilustraciones proto-Art Nouveau de Arthur H. Mackmurdo, de Walter Crane y, en particular, de algunos dibujos aparecidos en la revista escocesa Ever green. Pero el culto por la línea no se justifica sólo en relación con las oscilaciones del gusto. Van de Velde interpreta toda la historia de la arquitectura según esta perspectiva lineal, atribuyendo a cada período una distinta significación de la línea arquitectónica. Al tratar de la línea ochocentista, observa que ésta había terminado por no ejercer ni atracción ni interés por su indiferente y clasificatorio valor estilístico, hasta que los productos industriales y la obra de los ingenieros-constructores no revelaron un nuevo y estimulante valor de la línea. "Ahora, una línea demostraba estar dotada de una expresión particular, cuyo sentido levantaba un eco en nuestro intelecto y en nuestra sensibilidad."
"No fue un pensamiento particularmente prodigioso el que nos hizo entrever las relaciones recurrentes entre esta Línea y su nueva expresión y las condiciones psicológicas, morales y afectivas del hombre de hoy". (16) Esto confirma el nexo existente entre el estructuralismo del XIX y el Art Nouveau, pero no demuestra el lugar común, según el cual la nueva tendencia arquitectónica fue el intento de absorber la ingeniería en el arte, o aquel otro, técnico-evolucionista, según el cual el Art Nouveau encontró en el uso del hierro su más valida razón, cuando no su punto de partida. No creemos equivocarnos al considerar que uno de los nexos entre la arquitectura del hierro y la nueva corriente nacida en Bélgica fuera precisamente la Einfühlung, que encontraba su traducción artística, su versión a praxis figurativa en el principio de las líneas-fuerza o, más generalmente, en el nuevo y difundido ideal lineal. El uso del hierro en la arquitectura del Art Nouveau puede explicarse de muchas maneras, desde la más ingenua, pero entonces muy sentida, de dar un "estilo" a esta energía potencial, a la más compleja que junta factores técnicos, productivos y sociales. Sin embargo, no se nos puede escapar, al ocupamos ahora principalmente de empatía, que la arquitectura del hierro contiene ya algunos caracteres lineales, algunos valores de equilibrio y de tensión, un gusto gráfico y bidimensional, que serán recogidos por la nueva arquitectura belga. Señalemos además, que la terminología del cálculo vectorial divulgada en aquellos años por las obras de ingeniería que se publicaban no es ajena a la definición de línea-fuerza. (17)
Una confirmación del empleo del hierro solicitado por la teoría que nos ocupa, está, además, aparte de en los valores simbólicos que literariamente se le atribuían entonces al hierro, en el hecho que en muchos edificios los elementos metálicos no tienen una justificación estática, piénsese en la modesta mole de las casas de Horta y en la exigüidad de las luces que las vigas debían cubrir. Los elementos de hierro parecen estar usados aquí para insertar o subrayar una opción arquitectónica mediante un signo, con un único trazo lineal recto o curvilíneo; y esta acción gráfica se realiza con un material que ofrece grandes elementos lineales prefabricados o modelados, fuera de la obra, en lugar del molduraje obtenido con la superposición de pequeños sillares de piedra. Además de permitir esta escritura dinamográfica (que, desarrollándose orgánicamente en todo el edificio, no debe ser considerada como simple composición de fachada), los elementos ode hierro, estas líneas-fuerza prefiguradas, podían ser modelados y elaborados mucho más allá de lQS límites permitidos por la piedra. El hierro permitía además ese lenguaje lineal sin ninguna alusión naturalista: "Je laisse la fleur et la feuille et je prends la tige", decía Horta confirmando su inspiración orgánica pero no naturalista y, de hecho, transformaba en tallos, perfiles y poutrelles o moldeaba verdaderas esculturas espaciales de vigas compuestas o reticulares.
La interpretación por Van de Velde de algunas formas orgánicas generadas por sus correspondientes fuerzas naturales determinaba una relación de causa y efecto, de forma y función, que guiará su obra de arquitecto y de designer y dará origen a su otro conocido principio, el de la decoración funcional. La afinidad simbólica, sin embargo, no actúa sólo entre las líneas-fuerza y las fuerzas naturales, no asume nunca cará~ter de automatismo mecánico. "La línea, escribe Van de Velde, toma su fuerza de la energía de quien la ha trazado".
Al atribuir al artista, al diseñador, al observador, el papel predominante en la relación sujeto-objeto propuesto por la empatía, Van de Velde parece superar la actitud más difundida de la estética contemporánea, ligada a aquella teoría que, en definitiva, daba más peso a los estímulos objetivos de la realidad contingente. Se acerca de esta forma a la original posición de Robert Vischer que atribuía a la intuición del individuo una capacidad expresiva inexistente en el puro objeto de nuestra contemplación estética. Esta preeminencia de la fantasía creadora estará en la base del pensamiento de Van de Velde, también cuando actúe en el ámbito de la Sachlichkeit, incluso cuando en el seno del Werkbund mantendrá la conocida polémica con Muthesius. "De la historia, escribirá más tarde, hemos recibido enseñanzas que nos han permitido adquirir la certeza de que una creación perfecta sólo se convierte en bella cuando nuestro yo la ha penetrado, como la vida que la anima con su soplo liberándola de su materialidad."
"En una obra de arquitectura, esta ilusión de la vida se expresa mediante las inflexiones, las distintas tensiones de la línea que nos invitan a participar en el juego de las funciones, en el esfuerzo realizado por los elementos de una construcción al soportar, gravar, elevar o sugerir...". (18) En este párrafo extraído de un discurso de 1933, está quizá la síntesis del pensamiento estético del maestro belga. La alusión a la Einfühlung, aunque haya pasado ya su época, es evidente; como igualmente claro es que la relación forma-función no es tan mecánica como muchos pretenden, valiéndose de su obra para ejemplificar, casi como pasiva transposición, la semántica de la empatía.

Además de las teorías descritas, el Art Nouveau está ligado a la teoría psicológica, que examinaremos desde otros varios aspectos, particularmente interesantes para nuestro estudio.
A partir de algunos precedentes culturales de la tendencia arquitectónica nacida en Bélgica, como el neogótico o el prerrafaelismo, se nota ya una alusión, aunque inconsciente, a la Einfühlung. El linealismo característico precisamente de los prerrafaelistas y del liberty se carga de significados propios de la empatía, antes incluso de la difusión en los ambientes artísticos de la teoría que nos ocupa. Los escritos de Walter Crane, constituyen, por ejemplo, una demostración de lo que afirmamos. En 1900, anticipando el concepto de línea-fuerza, Crane escribía en su libro Line and Form: «la línea ondulada no sólo sugiere el movimiento, sino que describe también su dirección y su fuerza. Es, de hecho, la línea del movimiento". (19) Para ilustrar esta afirmación, Crane se servía de la conocida viñeta con las cinco figuras que representan las sucesivas fases del lanzamiento de una piedra; la línea del movimiento es la que une las distintas posiciones asumidas por la mano del lanzador. El resultado formal, deducido de la acción del movimiento, se realiza en íntima conexión con la forma y el cuerpo del hombre. Hay lo suficiente para establecer una relación de simpatía simbólica, en este caso antropomórfica y gestual, entre la forma y quien la genera o disfruta.
También mediante la Einfühlung se explica la conexión de la nueva arquitectura con el neogótico. El gusto lineal y el concepto de línea-fuerza constituyeron el punto de vista con que los arquitectos de finales de siglo interpretaron el gótico.
"El esqueleto estructura, observa Zevi, adquiría valor artístico en cuanto exaltaba sus miembros en una transformación lineal. Los pilares compuestos de las catedrales y las cornisas lanzadas de los palacios del trescientos estaban insertos en una dinámica lingüística que encontró en el Art Nouveau belga y luego en los liberty de toda Europa encarnaciones modernas." (20)
La relación entre Einfühlung y la nueva arquitectura se vuelve más clara si consideramos el concepto de forma orgánica que se fue afirmando en el campo figurativo en los últimos años del siglo.
Una vez abandonados los estilos tradicionales, la fuente de inspiración de la arquitectura y de las artes aplicadas parecía ser la naturaleza. Pero si la nueva arquitectura se oponía al eclecticismo estilístico, los pintores, en nombre de esos mismos ideales, estaban en contra del naturalismo, expresión de una realidad culturalmente desvalorizada y decaída. El Art Nouveau, al que hay que distinguir de las corrientes derivadas posteriormente, evitó el peligro de la involución naturalista académica, tanto por la virtud expresiva de sus protagonistas, como porque observó la naturaleza en una nueva clave. Esta nueva perspectiva vino ofrecida en gran parte por la Einfühlung. Podemos, en efecto, considerarla como el filtro a través del cual pasó la inspiración naturalista, enriquecida por nuevas intenciones radicales y liberada de los símbolos vacíos de un mundo cultural definitivamente en el ocaso. "Scruter la nature hors de règles admis, decía Horta, non par l'image mais par la théorie que nous pouvons en tirer."
El concepto de forma orgánica en particular, distinto del de forma natural, es lo que al nivel de las obras reales une la Einfühlung con el Art Nouveau. También en esto puede considerarse a Walter Crane como un anticipador. Distingue, en efecto, un imitative de un constructive design, a los que les correspondían un concepto informal y uno formal, una belleza accidental y una orgánica. (21) La forma orgánica no negaba la inspiración naturalista, como hará una cierta corriente abstracta, pero constituía una elaboración del dato natural.
Cuando los artistas del Art Nouveau adquieran conciencia de la empatía, el concepto de forma orgánica no se referirá únicamente a la relación arte-naturaleza, sino también a la del objeto artístico con el observador.
La teoría de la Einfühlung había sugerido, como hemos insinuado, un nuevo método interpretativo de la arquitectura antigua; cuando este mismo punto de vista se aplicó a la contemporánea, es decir, cuando la empatía se convirtió de esquema interpretativo en acción, control, intuición del arte en su devenir, los resultados fueron, obviamente distintos. Asimilada o confundida la empatía con una poética figurativa, el acento se puso en todas aquellas formas aptas para sugerir una afinidad entre objeto y observador. A esta asimilación ha contribuido no poco la nueva temática arquitectónica y la renovada gama de los objetos de uso. En efecto, mientras que la participación del hombre en la arquitectura clásica representativa podía verificarse sobre todo a través de las percepciones visuales y de los símbolos formales, en las nuevas arquitectura e interiorismo burgueses, la participación se realiza en una relación bastante más estrecha y directa, que no implica tan sólo un problema visual sino todo el disfrute del espacio arquitectónico. En otras palabras, la presencia de la Einfühlung en arquitectura se traduce en un atributo que desde entonces será cada vez más vivo y acuciante, el de la funcionalidad, entendida como completa adecuación a las exigencias estéticas, psicológicas y materiales de la nueva clase de consumidores. Esto explica el nuevo sentido del espacio, la nueva medida, la expresión de intimidad burguesa, de las más significativas casas de Horta. Ludwig Hewesi, en el párrafo recordado por Giedion, observa a propósito de la casa Tassel: "Esta es la primera de las famosas residencias modernas que se adaptan a sus propietarios como chaquetas perfectamente cortadas. Alberga, en la forma más perfecta que pueda imaginarse, al hombre para el que fue construida, perfecta como la concha que alberga al mejillón". (22)
Otra confirmación de la funcionalidad de la nueva poética figurativa nos la da también Van de Velde. "Reconocemos el sentido y la justificación de la decoración en su función. Esta función consiste en estructurar la forma y no en decorarla, como normalmente se quiere hacer... Las relaciones entre esta decoración "estructural y dinamográfica" y la forma o las superficies han de ser tan íntimas que parezca que la decoración haya "determinado" la forma." (23)
Por otra parte, que la utilidad pueda identificarse o asociarse íntimamente con la belleza está implícito, podríamos decir, en toda interpretación estética de la Einfühlung. La superación del dualismo útil-bello, que será objeto de rigurosos planteamientos teoréticos, la efectuaba precisamente aquel aspecto de la empatía considerado por muchos como entre los más negativos, es decir, el elemento hedonista de aquella estética; elemento negado por los mismos investigadores alemanes, a pesar de la evidente conexión entre belleza y placer, entre consenso y utilidad. No carece de fundamentos y de relaciones culturales la hipótesis de que el carácter funcional de la arquitectura moderna, desde el Art Nouveau hasta nuestros días, ha adquirido una validez estética también a través del indudable aspecto hedonista presente en la mayoría de los conceptos modernos de arte.
Haber relacionado a la Einfühlung con la componente funcional de la nueva arquitectura nos permite valorar bajo otra luz muchos aspectos del Art Nouveau. Los estilemas más típicos, los llamados latigazos, su distinto espesor y valor gráfico, el uso evidenciado de distintos medios técnicos, la coexistencia de materiales heterogéneos, los esquemas compositivos disimétricos, son todos ellos elementos rcferibles a las nuevas instancias funcionales de la arquitectura. Son intentos, todos ellos, de hacer orgánicas, es decir, adecuadas a las nuevas instancias sociales, las nuevas estructuras edificatorias, las nuevas formas de la producción industrial. Esta funcionalidad implica también, sin embargo, la satisfacción de aquellas exigencias ligadas a uD gusto todavía dominado por el eclecticismo, de ahí el grafismo de tanta arquitectura, el horror vacui, los abandonos sentimentales, las intenciones veleidosas. Estos límites son, sin embargo, más evidentes allí donde el acento naturalista prevalece sobre el orgánico, allí donde el Art Nouveau se entiende únicamente como una tendencia del gusto, una fase de transición y de renovación estilística. La demostración de que la Einfühlung fue uno de loS principales puntos de apoyo de la nueva arquitectura, ligada a su carácter de orgánica funcionalidad, la ofrece la decadencia del Art Nouveau en la periferia de Europa.
Aquí, en efecto, incluso cuando, con retraso, se verificaron las condiciones económicas idóneas para la difusión de ia nueva tendencia, ésta, perdido su fundamento teórico, dio lugar a aquel fenómeno pasivamente naturalista que conocemos como "floreal". (24)
En los libros de historia de la arquitectura moderna, el paso del Art Nouveau al protorracionalismo se relaciona con el especial clima económico y cultural determinado en los países de Centroeuropa en los años anteriores a la primera guerra mundial. De todas las componentes de aquel período -desde el desarrollo industrial alemán posterior al 70 hasta las Kunstgewerbeschulen, desde la influencia de las Arts and Crafts a la Sezession vienesa, desde la acción de Muthesius al Werkbund - consideramos que también la cultura de la Einfühlung contribuyó a las premisas del racionalismo.
Así como la empatía está asociada al Art Nouveau, también la teoría de la pura visualidad se considera como base teórica del cubismo, del arte abstracto y de la arquitectura racional. Pero entre ambas teorías no existe la discontinuidad que aparece en sus enunciados. Se ha hecho notar que, a pesar de las diferencias, se atraen y completan recíprocamente. (25) De igual manera, la experiencia del Art Nouveau se completa en la experiencia racionalista, aunque entre ambas tendencias figurativas exista una sucesión cronológica que falta en las dos teorías criticoestéticas. Además, como ha observado Ragghianti, "muchos han dicho que la Einfühlung era la filosofía básica de las Sezession, del liberty, del Art Nouveau, del Jugendstil, y se han señalado sus huellas en Van de Velde y en otros escritores-artistas, como incentivos para el desarrollo de formas dinámicas o cinéticas en paralelismo con actitudes psicofísicas del hombre, especialmente en arquitectura y decoración, que pudieron derivar de ella; está claro que la estética ca psicológica-formal continúa, por el contrario, su influencia también en la poética del arte abstracto". (26) Llamamos protorracionalismo a un momento cultural intermedio entre la Sezession y la producción posbélica. Nos referimos en particular a las obras de Van de Velde, Hoffmann, Behrens y, sobre todo, de Adolf Loos, el más típico exponente de esta fase arquitectónica. Para nuestro estudio es necesario comprobar si existe una línea crítico-estética que acompañe esta arquitectura todavía no racionalista, pero libre de la hipertrofia decorativa del Jugendstil.
Un documento del pensamiento crítico correspondiente al protorracionalismo nos llega todavía de la cultura de la empatía. Se trata de la teoría de la abstracción formulada por Worringer y difundida en los libros Abstraktion und Einfühlung de 1908 y Formprobleme der Gothik de 1912. El concepto de abstracción ligado a las formas del arte ya había sido señalado por algunos investigadores interesados en la empatía: R. Vischer, Groos y sobre todo Lipps y, en otro sentido, por críticos de arte como Hildebrand, Wolfflin, Riegl, a quien se debe la distinción entre dos tipos artísticos, el geométrico y el naturalista, formulada en el libro Stilfragen de 1893. En la misma ciudad de Munich, además de Worringer, actúan artistas precursores del arte abstracto como Gabo y Kandinsky. (27)
Worringer sigue la teoría de la Einfühlung, pero la asocia a una nueva búsqueda referida a la abstracción, considerada por él como experiencia histórica recurrente. Según este autor existiría en el hombre una exigencia psicológica que lo empuja hacia lo orgánico, que determina en él una relación de simpatía hacia lo bello por naturaleza, y una exigencia opuesta hacia la perfección matemática, la objetividad de las formas regulares, la abstracción. Dichos impulsos irían ligados a las fases evolutivas de los fenómenos perceptivos y conceptuales de la historia humana. La tendencia a la abstracción se hallaría en el hombre primitivo, expuesto e indefenso en su enfrentamiento con la realidad fenoménica, que tan sólo logra percibir, pero difícilmente modificar según sus propias exigencias. En estas condiciones de contraste, de difícil adaptación del hombre a la naturaleza "no puede dejar de surgir como suprema necesidad mental y espiritual, la urgencia de valores absolutos que liberen al hombre de la confusión caótica de las impresiones visuales y mentales...". "Creación artística, para el hombre primitivo, significa evasión de la vida, y de su arbitrariedad, una manera instintiva de constituir un mundo estable además del mundo de las apariencias, un mundo en el que la arbitrariedad y variabilidad de las apariencias hayan sido superadas. Su voluntad artística no surgirá del goce directo de la percepción sensual del objeto; él crea precisamente con el fin de dominar el tormento de la percepción y obtener imágenes conceptuales en lugar de las ca- suales imágenes perceptivas." (28)
La tendencia opuesta, la del organicismo vital, se hallaría en el arte clásico. Es decir, en una cultura donde el individuo se ha vuelto capaz de controlar la arbitrariedad del mundo fenoménico hasta el punto de interpretar la realidad con su propio sentimiento, gozar de ella, identificarse con ella. Distinto significado que el de los primitivos adquiere para Worringer la abstracción del arte oriental. En éste, ya no se plantea como evasión, aunque constructiva, de la naturaleza hostil, sino que adquiere el carácter de una tradición cultural. "La creación elemental se ha convertido en una forma artística complicada, el primitivismo se ha convertido en cultura y, a pesar de la analogía externa del medio expresivo, se manifiesta de modo incontestable una cualidad de sensibilidad más elevada y más madura." (29)
La distensión realizada por Worringer interesa en el plano estético, en cuanto opone al organicismo de la Einfühlung un formalismo abstracto; pero, como ha observado Morburgo-Tagliabue, este formalismo tiene un origen psicológico, y no gnoseológico como para los herbartianos. Esto, para la crítica y las poéticas de los movimientos figurativos, implica el reconocimiento de que la componente formalista y purovisualista del racionalismo arquitectónico, del cubismo y del arte abstracto admite otra componente paralela, la abstracción del tipo indicado por Worringer, cuyo origen es netamente psicológico. Este hecho, no sólo reafirma la interdependencia entre empatía y pura visualidad, sino que muestra también la presencia de la Einfühlung en la tendencia aparentemente más aleJada de ella, como es precisamente la del racional1smo y el cubismo.
Examinemos ahora las conexiones entre la abstracción deducida en clave psicológica y la arquitectura del período anterior a la primera guerra mundial.
Señalemos ante todo que el reconocimiento de la validez artística atribuido por Worringer a la abstracción del arte oriental, abstracción que la mayoría seguía considerando como fenómeno meramente decorativo, se produce en los años de la difusión en Occidente de los productos chinos y japoneses. Las teorías estéticas de fondo étnico, como es en parte precisamente la de Worringer, sirvieron no poco para fijar conceptualmente tendencias y principios en vías de adquisición o ya asimilados por motivos de gusto, de moda o de costumbre. La obra de este autor, en particular, atribuyó nuevos significados (la interpretación psicológica de los términos espaciales y figurativos) al arte oriental ligándolo implícitamente a la tendencia occidental del arte abstracto, que Kandinsky y otros, algo después, formularían por vía intuitiva.
Además, el libro Abstraktion und Einfühlung fue editado contemporáneamente a la fundación del Werkbund, y la coincidencia no es en absoluto casual. La teoría de la abstracción como desarrollo y, al mismo tiempo, superación de la Einfühlung va ligada en cierto modo a la Sachlichkeit, que en el plano de actuación representaba la línea más viva de la vanguardia arquitectónica. A nadie le pasa desapercibido que el objetivo de la Sachlichkeit es precisamente la encarnación, la exigencia modernizada de fijar, delimitar y ordenar que es propia del antiguo y recurrente impulso de abstracción. Abstracción adoptada por el hombre primitivo para construir fuera del caos fenoménico y adoptada por los modernos para producir mejor y más económicamente.
Otra interpretación psicológica de la abstracción se halla, como recuerda Van de Velde, en la obra de Wundt. El autor del colosal estudio sobre la psicología de los pueblos había considerado el carácter geométrico de la decoración en las civilizaciones primitivas como derivante en gran parte de la ventaja práctica de la abreviación. "El motivo más directo de esta estilización es siempre la simplificación, que se consigue, para las formas demasiado complejas, con el arte mnemotécnico, la acción de la repetición constante del mismo motivo, su empleo como simple signo sugestivo. Esta simplificación provoca por sí misma una aproximación más o menos efectiva de la regularidad geométrica".
A principios del xx, la tendencia a la abstracción debe su éxito, indudablemente, a la simplificación formal que comporta y exige en los procesos productivos y en la fabricación en serie, pero es obvio que implica una actitud cultural a la que no es ajena un impulso psicológico antitético con la hipertrofia artística de finales de siglo, con el moderno caos del esteticismo veleidoso. Este proceso de abstracción simplificativa afectó, como se sabe, además de a la arquitectura, al arte aplicado y en particular al problema de la decoración.
En la AEG Zeitung de junio de 1909, Behrens escribía: "Más que una rica decoración, hay que conseguir una simplificación que favorezca las claras relaciones de medida de cada elemento. Incluso en las realizaciones más elegantes... la decoración... ha de tener siempre algo de impersonal. En efecto, en el trabajo a máquina sería insoportable, en la masa de los productos, cada vez las mismas formas pretenciosas. Se sentiría muy desagradablemente el contraste que se señala entre la riqueza de la formulación y la multiplicación fácilmente obtenible mediante la máquina". (30)
El problema de la decoración en la producción se vuelve más complejo en el pensamiento de Van de Velde que, excepción hecha de algunos residuos dualistas (forma y decoración), puede ser considerado sin duda como el arquitecto de su generación con más clara visión conceptual. Sobre las posibilidades de la decoración funcional, su original contribución a la crítica arquitectónica y testimonio auténtico de la abstracción mediada por la Einfühlung, escribe: "Podemos concebir formas que realicen este equilibrio sin la ayuda de la decoración y éstas son las formas de mayor perfección. En su sencillez han realizado un esquema lineal que a su vez constituye, sin otro complemento, una decoración perfecta, eterna". (31)
La actitud más radical sobre el problema de la decoración es, notoriamente, la de Adolf Loos. En general, la posición asumida por este arquitecto, su planteamiento como antítesis de la Sezession, representa la versión arquitectónica que mejor responde a la teoría de la abstracción como antípoda del organicismo de la Einfühlung. Los escritos de Loos no tienen valor especulativo, se dirigen esencialmente a la praxis, conducen una argumentación sociológica, como todos los precursores de la revolución arquitectónica moderna. Sin embargo, aparte de las tesis utilitarias y moralistas, cuya eficacia en la acción cultural está fuera de discusión, existe en los ensayos de Loos la conciencia de los límites (que él considera también méritos) de la actividad artística contemporánea; conciencia que, a nuestro parecer, encuentra uno de sus fundamentos en la abstracción de origen psicológico. En "Ornamento y delito", escribe: "...Ved a los hombres moverse entre las vitrinas (de polvorientos museos), avergonzándose de su impotencia. Cada época tuvo su estilo. ¿Sólo a la nuestra le será negado un estilo?" Por estilo se entendía la decoración.
"Fue entonces cuando dije: no lloréis. Mirad, precisamente en esto consiste la grandeza de nuestro tiempo, este no ser capaces de encontrar una nueva decoración. Hemos superado la decoración, trabajosamente hemos conseguido liberarnos de la decoración." (32)
La polémica antidecorativa de Loos no se refiere sólo a la arquitectura ecléctica, sino esencialmente a la contemporánea, implica la obra de Olbrich y la del mismo Van de Velde. Al identificar el estilo moderno con la falta de estilo, Loos no hace más que negar lo que queda de naturalista en la empatía e indica, justificándola con motivos económicos y morales, una tendencia bastante similar a la de la abstracción. Más aún, a pesar de las argumentaciones del arquitecto austríaco, a pesar de sus evidentes llamadas al determinismo de Semper, el carácter de la arquitectura loosiana, la original espacialidad interior de sus edificios no se justifica más que en el plano expresivo. Loos habla de su Raumplan como de un principio de economía espacial, excluye de la esfera del arte todo lo que tenga una finalidad práctica, pero en realidad su juego de ajedrez en el espacio, según la conocida expresión de Ludwig Münz, corresponde a aquella refinada cultura de la abstracción que Worringer reconoce en el arte oriental.

Un paralelo análogo entre abstracción protorracionalista y arte oriental puede establecerse con algunas obras de Hoffmann, como la casa de convalecencia de Purkersdorf y, sobre todo, el palacio Stoclet.
Como es notorio, Persico, hablando de este edificio, introdujo en la crítica arquitectónica la expresión "historicidad de la fantasía" entendida como "relación del estilo con las ideas más vivas de su tiempo". Ahora bien, este concepto es uno de los pocos, a nuestro parecer, que pueda explicar las relaciones indudablemente existentes, al margen de inútiles cuestiones prioritarias, entre el protorracionalismo europeo y la contemporánea obra de Frank Lloyd Wright, es decir, el período de las Prairie Houses.
En efecto, si es verdad que las Prairie Houses no tienen mucho en común con la obra de Horta o del primer Van de Velde, anticipan y viven en aquella fase lineal geométrica del Art Nouveau que es común con otros arquitectos europeos. Piénsese en Hoffmann y, sobre todo, en Mackintosh; gusto lineal geométrico que el liberty europeo asumirá en su fase más evolucionada que coincide con el protorracionalismo. Es notorio, además, cuanto el protorracionalismo desde Loos a Gropius deba a la influencia de Wright; lo que sitúa la producción de las Prairie Houses justamente entre el Art Nouveau y el lenguaje riguroso que siguió. En su ordenación espacial, las obras de Wright anteriores a su primera exposición europea anticipan de manera evidente el lenguaje arquitectónico y figurativo del viejo continente, pero muchos signos figurativos viven en el ámbito de la cultura del Art Nouveau: En la plástica menor y en los detalles decorativos de muchas obras, desde la Casa Willitts al Unity Temple, desde el Larkin a la Casa Robie, el Art Nouveau, en lugar de hacerse floreal, o en lugar de levantar purismos moralistas, se traduce en ritmos geométricos perfectamente integrados en el conjunto del organismo arquitectónico. Podemos decir así que en Wright hallan una perfecta síntesis las dos tendencias señaladas por Worringer, la orgánica y la tendente a la abstracción.
Al uso de las líneas, expresivas de fuerzas similares a las fuerzas naturales, Wright y Mackintosh sustituyen el uso de los planos, cuya fuerza expresiva viene dada por su definir los espacios, por la dinamicidad de los volúmenes que éstos determinan. Como fase intermedia en la transformación efectuada por el plano sobre el anterior lenguaje lineal, pueden considerarse algunas obras de Hoffmann que, como observa Zevi, "había comprendido que para materializar una poética de los planos, la vía más directa era usar la línea marcando los ángulos, recuadrando, y haciendo con ello más independientes los espejos de las paredes", con la limitación, sin embargo, de descomponer el volumen arquitectónico no en planos sino en superficies. (33)
La presencia de la Einfühlung, entendida más ampliamente como íntima relación entre arquitectura y quien la disfruta, y entre arquitectura y ambiente, se manifiesta tanto en las obras caracterizadas por el culto a la línea como en aquellas caracterizadas por el culto al plano. Piénsese en el papel adquirido por el ambiente en las obras más típicas de la poética lineal, desde la Maison du peuple de Bruselas al Werkbund-Theater de Colonia, ya la importancia del paisaje en las Prairie Houses, donde "los árboles próximos se unen a los edificios, aunque éstos sean abstracciones orgánicas".
No conocemos la información de Wright sobre la cultura de la Eintühlung; pero es un hecho que reconoce en aquel período la validez de algunas escuelas alemanas y austríacas merecedoras de seguir la instrucción "natural" de los grandes artistas japoneses. (34) Además, como afirma Ragghianti, "la cultura de la Einfühlung se extendió a través de conductos que hoy no son fáciles de distinguir, porque se trata de una experiencia larga y difundida, como lo fue después, en ciertos países, el freudismo, que podía ser conocido y asumido fuera de los auténticos ya menudo no fáciles textos". (35) De todas formas, muchísimo del pensamiento de Wright corresponde a las tesis de la empatía. (36) Ante todo, el término orgánico, muy antiguo y recurrente en la crítica arquitectónica (Leon Battista Alberti, Vasari, Burckhardt) pero que, en el caso de Wright, debe entenderse, como valor crítico, en el sentido indicado por Van de Velde, es decir, como actitud creadora distinta tanto del naturalismo como del racionalismo.
Otro tema, para nuestra tesis, es la adecuación de la arquitectura de Wright a la semántica de la Einfühlung. Cada uno de los términos introducidos por la Raumästhetik de Lipps encuentra su correspondiente significado en las obras del arquitecto americano, al menos en las anteriores a su exposición europea: el acento sobre las horizontales, "la línea horizontal es la línea doméstica", la verticalidad de los elementos dispuestos en los nudos focales, el uso de los materiales y, sobre todo, la dinámica espacial. Quizás ningún otro grupo de obras de la arquitectura más reciente se preste mejor a ser interpretada en modo psicológico, a ser entendida, o mal entendida, en sentido simbólico (las pesadas coberturas protectoras, los hogares simbólicos por antonomasia, las texturas murales alusivas al interior de un espacio externo, continuidad y complejidad espacial variables con la fusión de cada ambiente, etc.). El fundamento de estas interpretaciones reside en el hecho de que uno de los caracteres peculiares de la obra de Wright sea el de una funcionalidad tan amplia que incluye, precisamente, todo fundamento psicológico.
En el prólogo a la monografía publicada por Wasmuth en Berlín en 1919, el documento que mejor responde al pensamiento de Wright en el período de las Prairie Houses y, por lo tanto, del liberty europeo, se encuentran otros elementos interesantes para nuestro examen. En el siguiente párrafo, además del problema de la decoración, de la que se ocupa al igual que los arquitectos europeos antes recordados, Wright alude a la interdependencia entre naturaleza, arquitectura y quien la disfruta, de una forma bastante similar, y no únicamente en la terminología, a la crítica de la Einfühlung. "La decoración que se añade simplemente a las estructuras es, por esto mismo, un expediente o una confesión de debilidad o de fracaso... En el edificio moderno la ternura se sacrifica a menudo por la intensidad, pero no se sacrifica la simpatía humana.
"Es justo que explique un punto que parece haber sido dejado de lado en los estudios sobre mi obra, es decir, el concepto de estas estructuras que considero como rigurosas convenciones, cuya principal tarea es la de ser un buen fondo o un marco humano de la vida que actúa dentro y alrededor de ellas. La vida moderna se presenta bien en ellas. Podéis considerarlas como compañeras de las hojas y flores entre las que están colocadas; a veces se muestran como una nota distinta ya veces como elementos de contraste. En su naturaleza severamente simplificada también simpatizan con la profusión de árboles y de las hojas que los envuelven y respecto a los cuales han sido proyectados". (37) Otra afinidad con la poética de Wright es identificable en los teóricos de la Raumgestaltung y en la obra de August Schmarsow, en particular.
El pensamiento crítico de Schmarsow se conecta tanto con la Einfühlung como con la pura visualidad, constituyendo uno de los más típicos ejemplos de compenetración de ambas teorías. "Es característico, observa Banfi, como los dos campos extremos en los que, en la segunda mitad del siglo pasado, se habían ido polarizando las teorías estéticas, el campo psicológico y el campo especulativo-metafísico, tras haber buscado una propia y neta definición o un acuerdo recíproco sistemático, hayan dado lugar a una serie de investigaciones intermedias, independientes de una y otra polaridad, que han ofrecido muy diferentes contenido y posibilidades de desarrollo a los antiguos problemas". (38) El arte es para Schmarsow un acuerdo, un entendimiento del hombre con el mundo. Las formas del arte, expresión y medio de este acuerdo, deben adecuarse todo lo posible a las formas fisio-psicológicas humanas. El reconocimiento del hombre en los objetos del arte habría dado lugar a aquellos principfos que la Antigüedad había considerado como valores ontológicos, la simetría, las proporciones, el ritmo. (39) En el caso de la arquitectura existiría un acuerdo creativo entre el hombre y todo el ambiente espacial que lo rodea, modelado según el metro humano corpóreo y espiritual, de ahí la definición de arquitectura como arte del espacio o Raumgestaltung, formación espacial. A diferencia de los positivistas, Schmarsow considera el espacio en sentido natural y en sentido estético. El espacio arquitectónico estético es tridimensional e incluiría el tiempo y el ritmo; no sólo esto, sino que indicaría además la dirección, el progresivo hacer arquitectónico de quien crea un edificio que es después revivido en simpatía simbólica por quien lo disfruta posteriormente. En consideración a la tendencia innata al hombre de avanzar hacia delante, a desarrollarse espacialmente, Schmarsow interpreta la arquitectura desde el interior hacia el exterior, desde el interior donde son expresadas más directamente las formas orgánicas y las relaciones funcionales del edificio. "Este ir desde el interior hacia el exterior, observa Nicco Fasola, implica también la idea de Schmarsow de que la belleza no habría podido surgir sin un sistema de fines humanos, resuelve la conexión con la utilidad que presenta la experiencia y que colocó a otros teóricos en vías sin salida." (40)
Volviendo al pensamiento crítico de Wright, no se quiere afirmar su derivación de la Raumgestaltung, sino reconocer que, sin referirse a culturas antiguas y exóticas, el pensamiento europeo había formulado unos conceptos bastante análogos a los afirmados por la poética del maestro americano, deduciéndolos de una arraigada tradición especulativa.
La correspondencia de la obra de Wright con la cultura de la Eínfühlung ha de explicarse, como decíamos, en el sentido de la historicidad de la fantasía. Wright, en efecto, logra resolver en el plano operativo y en el vivo de las obras; muchos de los temas que el pensamiento crítico europeo había planteado, o se planteaba, desde la crítica sociológica al formalismo herbartiano, desde la Eínfühlung a la abstracción. La presencia de esta problemática y su solución en una síntesis arquitectónica concreta explica también el éxito en Europa de la obra de Wright después de la exposición de 1910 en Berlín.
Como se ha dicho, la Einfühlung no se explica sólo como base teórica del liberty, ni se agota al extinguirse la Sezession. Hemos señalado sus conexiones con la abstracción de Worringer y la influencia de ésta en la produción arquitectónica. Hemos señalado también que, si Worringer modifica la traducción formal de la empatía, si convalida el paso desde la linealidad orgánica a la abstracción geométrica, no altera aquella relación de consenso, de íntima conexión entre la obra y quien la disfruta. Es más, si es verdad cuanto afirmamos, la obra de Worringer, junto a las poéticas figurativas tendentes al arte abstracto, y particularmente la contribución de Kandinsky, en lugar de limitar el campo de interés de la Einfühlung, lo extiende desde las posibilidades expresivas de las formas orgánicas a las de origen abstracto o geométrico.
Considerada la empatía en esta más amplia perspectiva, es decir, prescindiendo de los aspectos morfológicos de su manifestación en el lenguaje figurativo, advertimos claramente su presencia en muchas otras zonas de la cultura artística y arquitectónica moderna.
El movimiento que muestra con más evidencia los signos de la Einfühlung es el de los futuristas. Este, a pesar de la retórica de plantearse como experiencia original negadora de toda la cultura anterior, en realidad está ligado hasta tal punto a la empatía que repite incluso sus términos.
Ante todo, en la doble dirección teórica del arte de finales de siglo, la psicológico-expresiva y la gnoseológico-constructiva, los futuristas escogen decididamente la primera, declarando la subjetividad de su arte, dirigido a la definición de "estados de ánimo", más que a los valores objetivos de la forma, como los cubistas.
Una vez efectuada esta opción, señalan su más peculiar carácter programático: el dinamismo, una velocidad formadora y deformadora de objetos, percepciones y recuerdos de cosas reales, a las que no se asiste, sino que se participa: "el espectador vive en el centro del cuadro". A esto le llaman dinamismo plástico que, teniendo en cuenta un decenio de experiencias artísticas, puede considerarse como la transposición espacial de aquel concepto de linealismo dinamográfico enunciado en el año 1902 por Van de Velde.
Las analogías con la cultura de la Einfühlung van más allá. En el programa de la primera exposición de pintores futuristas en París en 1912, se lee: "nadie se da cuenta de que todos los objetos llamados inanimados revelan, en sus líneas, calma o locura, tristeza o alegría. Cada objeto revela, por medio de sus líneas, cómo se descompondría según las tendencias de sus fuerzas. Esta descomposición no está guiada por leyes fijas sino que varía según la personalidad característica del objeto, que no es más que la psicología y emoción de quien lo mira. Cada objeto, además, influye al objeto vecino, no por reflejos luminosos (fundamento del primitivismo impresionista), sino por una verdadera concurrencia de lineas y unas verdaderas batallas de planos, según la ley de emoción que gobierna el cuadro (fundamento del primitivismo futurista). Estas líneas-fuerza han de envolver y arrastrar al espectador, que estará de alguna manera obligado a luchar también él con los personajes del cuadro. Todos los objetos, según lo que el pintor Boccioni llama felizmente trascendentalismo físico tienden hacia el infinito mediante sus líneas-fuerza, de las que nuestra intuición mide su continuidad. Hemos de dibujar precisamente estas líneas-fuerza... Nosotros interpretamos la naturaleza dando sobre la tela estas líneas como principios o prolongaciones de los ritmos que los objetos imprimen a nuestra sensibilidad". No hay duda sobre la referencia a la empatía. El reconocimiento de que los objetos están animados y de que su variación expresiva está en relación con el observador; el admitir que estos se expresan mediante líneas-fuerza; la intención de interpretar la naturaleza con estas líneas-fuerza, etc., constituyen un programa tan identificado con la Einfühlung que parece directamente inspirado en aquella teoría. Además, este programa se acerca no sólo a la original componente orgánica de la empatía. «Se pueden notar además en nuestros cuadros, se lee en el mismo manifiesto, manchas, líneas, zonas de color, que no corresponden a ninguna realidad pero, según una ley de nuestra matemática interna, preparan musicalmente y aumentan la emoción del espectador. Creamos así, de alguna manera, un ambiente emotivo, buscando con golpes de intuición las simpatías y atracciones que existen entre la escena externa (concreta) y la emoción interior (abstracta)." Como se ve, la referencia a la abstracción está igualmente explícita y en cierto modo anticipadora, si se considera que el libro de Kandinsky Über das Geistige in der Kunst fue editado ese mismo año. También en este preanuncio de abstracción, sin embargo, los futuristas hablan de una relación de simpatía, de una ligazón psicológica. En la definición de los términos de su abstracción reaparece, junto a las propiedades emotivas y musicales del color señaladas por Kandinsky, la vieja semántica de la Einfühlung formulada por Lipps, la estética mecánica de las fuerzas geométricas.
Cuando desde la teoría general de los futuristas pasamos a considerar el aspecto arquitectónico de su movimiento, es decir loS dibujos y la literatura sobre Antonio Sant'Elia, la relación con la Einfühlung recibe una confirmación y liga la obra de éste con las corrientes más vivas de la arquitectura europea. Recientemente, finalizado el ostracismo hacia el liberty, la obra de Sant'Elia ha quedado situada de nuevo en su ámbito histórico, que es precisamente el de la Sezession, el protorracionalismo (41) y el expresionismo.
La información del clima de la Einfühlung no se manifiesta en la obra de Sant'Elia únicamente en sus analogías formales con la Sezession sino también por aquella influencia entre los objetos que los futuristas enuncian en pintura y que en arquitectura se traduce en la relación entre edificio y ambiente, en la extensión dinámica de las líneas del edificio a una dimensión más amplia que la del espacio urbanístico. La mayoría de los edificios dibujados por Sant'Elia, en efecto, no se aíslan sobre un fondo, sino que tienden a conectar gradualmente con el terreno mediante elementos de paredes inclinadas, en el caso más sencillo, o con cuerpos de fábrica menores o insertándose, por último, sobre calles a varios niveles, ferrocarriles subterráneos, puentes, etc. La validez de estos diseños está, entre otras, en la intención de colocar el pro- blema arquitectónico en una esfera más amplia: "La arquitectura debe ser algo mejor y más vital; y para obtener este algo hay que empezar. ..a rebajar las calles y las plazas, a levantar el nivel de la ciudad". En este sentido el paralelo indicado por Giedion con la arquitectura de Wagner sea, quizás, el más pertinente. Refiriéndose a un dibujo de Sant'Elia, observa: "Sant'Elia no puede decirse que sea un discípulo de Wagner, pero este croquis inacabado se remite a una obra de Wagner, y queda como una de sus más evidentes conexiones con el presente. Wagner demostró el mismo interés hacia la interpenetración de las distintas corrientes del movimiento en sus proyectos del ferrocarril subterráneo de Viena, con sus distintos niveles, y la combinación de ferrocarriles, calles y puentes". (42) La relación entre las fantasías urbanísticas de Sant'Elia y este tangible caso real reafirma la historicidad del arquitecto de Como que, si por un lado se refiere a la Sezession, por el otro contacta con toda la problemática funcional, de la que, en el manifiesto del 14, como se sabe, hace amplia profesión.
Otra referencia de Sant'Elia a la cultura figurativa europea, la de la actividad prebélica de Behrens, Poelzig, Berg y, posteriormente, de Mendelsohn, nos ofrece un pretexto para señalar los contactos de la Einfühlung con el expresionismo.
Que el expresionismo, en su más frecuente acepción de movimiento cultural alemán moderno, es decir no entendido como característica permanente o recurrente del arte nórdico, esté en relación con el Jugendstil va demostrado por una serie de elementos irrefutables. La obra de Edward Munch, auténtica síntesis anticipadora de ambas tendencias, su influencia en los países germánicos, comparable a la de Cézanne en Francia; el carácter de las revistas de arte y de las varias Sezession -la vienesa en particular, fundada por Klimt, otro pintor que actúa al límite de las corrientes a que nos referimos-; las primeras experiencias de los mayores pintores expresionistas, desde Kirchner a Kandinsky, se desarrollan todas ellas en el ámbito del Jugendstíl, cuya nota peculiar es la de un expresionismo simbolista.
Otra significativa correspondencia entre Art Nouveau y expresionismo está en el hecho de que ambas corrientes superan los límites de la simple visión figurativa abarcando casi todos los campos de la cultura contemporánea, desde la literatura a las artes aplicadas, al cine y, en especial con el expresionismo, a la experiencia musical, donde la obra de Schonberg se desarrolla en perfecta analogía con la de Kandinsky.
Pero para nuestro estudio no interesa tanto la continuidad entre ambas corrientes, como comprobar si la Eínfühlung es una parte de la más compleja cultura expresionista. Con esta finalidad, no constituye sólo una curiosidad anecdótica que el término expresionismo haya sido usado por primera Vez por Worringer, teórico de la empatía, a propósito de los cuadros de Van Gogh; como tampoco el que la definición expresionismo, alusiva a una actitud artística de resonancia interior. fuese antitética a la de impresionismo, concepción ligada a la percepción del mundo exterior.
La vieja unión psicológica, de imitación interior, de consenso, se vuelve a encontrar con nuevos acentos en la poética de los expresionistas, en sus manifestaciones inmediatas que rechazan cualquier regla apriorística. "El expresionismo del Brücke, escribe Rognoni, asume el carácter de agudización psicológica del objeto que el artista filtra en su propia experiencia, con instintiva libertad a pesar de vivir en su concreción sensible y física; al contrario del Blaue Reiter que partirá, por el contrario, de una ruptura total, poniendo énfasis en la inmediata espiritualidad de la vida interior." (43) Pero también esta actitud más subjetiva buscará constantemente un consenso en la realidad fenoménica. «Intento aumentar mi sensibilidad, escribe Franz Marc, hacia el ritmo orgánico de todas las cosas, intento identificarme panteísticamente con el vibrar y el correr de la sangre en la naturaleza, con los árboles, los animales, el aire."
La arquitectura del expresionismo en el período prebélico, que también tiene como precursor a Van de Velde, (44) muestra junto a notables aspectos productivos y profesionales, intenciones bastante similares a las de los pintores. Se ha observado que, como en pintura, también en arquitectura el expresionismo forma su propio lenguaje creativo para cada obra, como indica la discontinuidad formal de las obras de Behrens, Poelzig y Berg.
Es evidente que en esta original experiencia negadora de cualquier regla preexistente y, quizás, indiferente para establecer unas nuevas, la única base posible sea el consenso, la adecuación psicológica al caso a resolver, una empatía tanto más intensa cuanto desvinculada, intencionalmente, de cualquier dato normativo. La participación de la arquitectura expresionista en la cultura de la Eínfühlung está confirmada también por algunos típicos aspectos formales, a pesar de la pretendida autonomía programática. Además de las líneas-fuerza que caractérizan no pocos edificios, piénsese en la Jahrhunderthalle de Max Berg, un elemento bastante peculiar de la arquitectura expresionista, común también a la del protorracionalismo, es la tendencia a la abstracción geométrica que resuelve el linealismo orgánico del Jugendstil. Tendencia que Worringer anticipa estudiando la Einfühlung y que Kandinsky obtiene de su particular experiencia expresionista. De esta forma, la empatía -hasta llegar a convertirse en método didáctico con la enseñanza de Klee en la Bauhaus (45)- estará presente en aquella fase de expresionisino abstracto, de donde partirán las experiencias arquitectónicas posbélicas. La Einfühlung, como capítulo de la psicología clásica, será sucesivamente acompañada o invalidada por otras concepciones más modernas; como teoría estético-crítica se resentirá de la afirmación del historicismo. Sin embargo, los signos de esta primera teoría de la expresión se encontrarán también en las experiencias artísticas más recientes, que superan los límites cronológicos de nuestro estudio. NOTAS
  1. El término Einfühlung (de ein «en» -fühlen «sentir») se puede traducir en castellano por empatía, simpatía simbólica, consenso
  2. Cfr. B. Croce, Roberto Vischer e la contemplazione della natura, en Storia dell'estetica per saggi, Casa Editrici Gius, Laterza e Figli Spa, Bari, 1942, pág. 216. Traducción castellana: Roberto Vischer y la contemplación de la naturaleza en Breviario de Estética. Cuatro lecciones seguidas de dos ensayos y un apéndice, Editorial Espasa-Calpe, S.A., Madrid, 1967
  3. "Cette expression (Einfühlung) signifie une attribution de vie que nous faisons, grace a l'acte esthétique, et qui se produit essentiellment en trasposant dans l'objet nos sensations organiques de nature cinématique. Par la nous introduisons dans l'objet quelque chose qui ne lui appartient pas." (Cfr. G. Morpurgo-Tagliabue, L'Esthétique contemporaine, una enquête, Marzorati, Milán, 1960, pp. 20.21. Traducción castellana: La estética contemporánea, una investigación. Editorial Losada, S.A., Buenos Aires, 1971).
  4. Armando Plebe observa que en sólo cinco años aparecieron en Alemania hasta seis sistemas de estética, relacionados casi todos ellos con la teoría de la empatía: "La Allgemeine Ästhetik, de J. Cohn (1901); Das Wesen der Kunst, de K. Lange (1901); Der ästhetische Genuss, de K. Groos (1902); el primer volumen de Ästhetik, de Th. Lipps (1903); los Grundzüge der allgemeinen Ästhetik, de Witasek (1904), y el primer volumen del Systeme der Ästhetik, de Volkelt (1905). Pero todos estos sistemas. ..llevaban consigo el peso de su doble origen: por un lado el positivismo ochocentista de Fechner; por el otro, un historicismo mitad hegeliano y mitad evolucionista." (Cfr. A. Plebe, Processo dell'estetica, La Nuova Italia, Florencia, 1959, pág. 8)
  5. G. Nicco Fasola, op. cit., pág. 132
  6. G. Morpurgo-Tagliabue, op. cit., pág. 25
  7. Cfr. B. Croce, Estetica, Casa Editrici Gius, Laterza e Figli Spa, Bari, 1950, pág. 456 (Traducción castellana: Estética como ciencia de la expresión y Lingüística general. Parte teórica, Ediciones Nueva Visión, S.A.I.C., Buenos Aires, 1973). Sobre la difusión en Italia de la estética de la empatía, véanse las recensiones de Alfredo Gargiulo en La Critica y en particular las de la obra de Th. Lipps, Asthetik: Psychologie des Schönen und der Kunst (La Critica, Vol. V, 1907), y la recensión que agrupa varias obras sobre el mismo tema bajo el título de: Libri tedeschi di estetica, en La Critica, Vol. VII, 1909, pág. 21
  8. Cfr. Th. Lipps, Raumästhetik und geometrisch-optische Tauschungen, Leipzig, 1897, y la op. cit. Ästhetik. Véase también S. Caronia Roberti, L'espressivitii. dell'architettura (Einfühlung) en el vol. Introduzione allo studio della compasiziane architettonica, Palermo, 1949
  9. C. Antoni, Dallo storicismo alla sociologia, Sansoni, Floren- cia, 1951, pág. 219
  10. Cfr. B. Zevi, Saper vedere l'architettura, Einaudi, Turín, 1951. Traducción castellana: Saber ver la arquitectura, Tres Américas, S.R.L., Buenos Aires, 1963
  11. A. Thiersch, Die Proportionen in Architektur, Darmstadt, 1888
  12. M. Ghyka, Esthétique des proportions dans la nature et dans les arts, Gallimard, París, s.f. Traducción castellana: Estética de las proporciones en la naturaleza y en las artes, Tres Américas, S.R.L., Buenos Aires, 1953
  13. E. N. Rogers, Henry van de Velde o dell'evoluzione, en Casabella, n.O 237
  14. Este principio enunciado estéticamente también por otros, encuentra con Van de Velde un significado operativo, se convierte en parte integral de la poética del Art Nouveau
  15. H. Van de Velde, La linea e una forza, en Casabella, n.O 237. En este ensayo publicado en 1923, el autor recoge el concepto de línea. fuerza, enunciado ya en su libro Laienpredigen, publicado en 1902
  16. H. Van de Velde, op. cit.
  17. Se establecía así otro paralelo, verdadero o supuesto, entre términos científicos y términos crítico-estéticos, así como entre la teoría de los pintores impresionistas y los estudios ópticos de Chevreul, entre la cuarta dimensión de los cubistas y la geometría no euclídea, etc.
  18. H. Van de Velde, La via sacra, en Casabella, n.O 237
  19. W. Crane, Line and Form, Londres, 1900, pp. 12-16
  20. B. Zevi, Architettura e storiografia, Tamburini, Milán, 1951, pág. 36
  21. Cfr. W. Crane, The Bases of Design, Londres, 1898
  22. Cfr. S. Giedion, Spazio,tempo e architettura, Hoepli, Milán, 1953. Traducción castellana: Espacio, tiempo y arquitectura, Editorial Científico-Médica, Barcelona, 1968
  23. H. Van de Velde, La linea e una forza, op. cit.
  24. Sobre el carácter no naturalista del primer período del Art Nouveau es interesante lo afirmado por H. Fierens-Gevaert, Presidente del Comité belga en la Exposición de Turín de 1902. Indica un grupo de arquitectos belgas, con Horta a la cabeza, que "no admiten en sus obras ningún motivo sacado de la naturaleza, ninguna estilización de loS elementos vivos. La línea decorativa ha de ser un invento puramente cerebral, algo así como una creación plástica reducida a su forma ideal y abstracta. También Van de Velde excluye la interpretación de la naturaleza como fuente de inspiración". (Cfr. H. Fierens-Gevaért, La sezione belga all'Esposizione d'Arte decorativa moderna, en L'Arte decorativa moderna, I, nº 6, 1902)
  25. G. Morpurgo-Tagliabue, op. cit., pág. 46
  26. C. L. Ragghianti, Mondrian e l' Arte del XX secolo, Edizioni Comunita, Milán, 1962, pág. 410.
  27. Sobre el concepto de arte abstracto y sus relaciones con la estética y la crítica alemana, véase la op. cit. de C. L. Ragghianti, pp. 407-410
  28. W. Worringer, Formprobleme der Gothik, Munich, 1912; ed. inglesa, Form in Gothic, pág. 29. Traducción castellana: La esencia de lo gótico, Ediciones Nueva Visión, S.A.I.C., Buenos Aires, 1973
  29. W. Worringer, op. cit., pág. 35
  30. Cfr. V. Gregotti, Peter Behrens: 1868-1940, en Casabella, n.O 240
  31. H. Van de Velde, op. cit.
  32. A. Loos, Ornamento e delitto, en Casabella, n.O 233. Traducción castellana: Ornamento y delito y otros escritos, Editorial Gustavo Gili, S.A., Barcelona, 1972
  33. B. Zevi, Poetica dell'architettura neoplastica, Tamburini, Milán, 1953, pág. 60. Traducción castellana: Poética de la arquitectura neoplástica, Editorial Víctor Lerú, S.A., Buenos Aires, 1960
  34. F. L. Wright; La sovranita dell'individuo (prólogo a la monografía publicada por Wasmuth en Berlín en 1910 y reeditado como introducción a la Exposición de Florencia de 1951), en Metron, nº 41-42
  35. C. L. Ragghianti, op. cit., pág. 410
  36. A este propósito escribe Guido Morpurgo-Tagliabue : "D'autre part, on retrouve dans les constructions d'un Wright des tendances plus éloignées de celles de l'Art Nouveau, principalement la tendance à l'Einfühlung, qui prend dans le climat colonial un caractère non plus superficiel et futile, mai résolu et robuste." (Cfr. op.cit., pág. 357)
  37. F. L. Wright, op. cit.
  38. A. Banfi, I problemi di una estetica filosofica, Parenti, Mi- lán, Florencia, 1961, pág. 55
  39. Cfr, G. Morpurgo-Tagliabue, op. cit., pág. 59
  40. G. Nicco Fasola, op. cit., pág. 30
  41. Cfr. F. Tentori, Le origini liberty di Antonio di Sant'Elia, en L'Architettura, cronache e storia, I, n.O 2, 1955. Véase también B. Zevi, Poetica di Sant'Elia e ideologia futurista, en L'Architettura, cronache e storia, II, n.O 13, 1956
  42. S. Giedion, op. cit., pág. 310
  43. L. Rognoni, Dall'impressionismo all'espressionismo, prólogo al volumen de w. Jollos, Arte tedesca fra le due guerre, Mondadori, Milán, 1960, pág. 20
  44. Cfr. V. Gregotti, L'architettura dell'espressionismo, en Casabella nº 254. Véase de este autor: El territorio de la Arquitectura, Editorial Gustavo Gili, S.A., Barcelona, 1972
  45. Cfr. P. Klee, Teoria della forma e della figurazione, Feltrinelli, Milán, 1959. Véanse del autor las únicas hasta el momento ediciones castellanas de su obra escrita: Teoría del arte moderno, Ediciones Calden, S.R.L., Buenos Aires, y Diarios, Ediciones Era, S.A., México
  46. Como posible referencia a la empatía, piénsese en la física organicidad del arte "matérico", en el grafismo simbólico de la pintura "sígnica", en el linealismo dinamográfico (y expresionista) del Action Painting, y -por último- en el impulso creador relacionado con la acción del brazo de la pintura «gestual», que parece ser el testimonio más tangible de una intención fisiopsicológica.

APUNTES Un treball de:
  • Dani Aragú
  • Eugènia Calero
  • Lluís Torrent








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